miércoles, 5 de julio de 2017

ADIÓS A(R)MADO

Se fue.
Un día tuvo que marcharse
y no volví a verle.

Unas lágrimas caían antes de que sus pies rozaran ese mismo suelo.
Se marchó sin besos.
Sin ganas.
Sin remedio.

Dejaba una vida por luchar.
Luchaba para vivir.
Finalmente,
luchó para morir.

Su sino no fue otro que marchar.
Malditos asesinos que salieron a pelear.
Asesinos engañados que entre lágrimas gritaban.
Malditos aquellos que obligaban a luchar.

Espero que algún día exploten las armas
de aquellos que descansan.
Pues no hay riesgo para el que llama,
pero él se ha ido y a mí nada me ataña.

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