jueves, 27 de septiembre de 2018

10:01

     Un día te levantas, como otro cualquiera, preparada para lo que te depara el mundo. Lista para dar lo mejor de ti. Piensas: "qué pereza todo". Pero sigues, algo tienes que hacer. No vale quejarse, no se puede escapar de tu vida, ¿o sí?
     Otro día, te levantas, pero no es un día cualquiera. Desayunas y te preparas, lista para huir. Para ser tú misma, para ser feliz. Mochila, llaves del coche, comida y agua. Perfecto, un paso menos. Toca disfrutar. Toca perseguir tu sueño.
     ¿Cuándo fue que dejaste de hacerlo?

miércoles, 21 de febrero de 2018

21

     21. Número impar, pero no primo. Un número fino, silencioso y que, a la vez, grita de placer. 21, qué especial eres. Que me has llenado de ilusión, de sonrisas y dulces momentos.
     Pero no solo tu lo has hecho, sino la persona que te trajo a mi vida sin que ningún otro impar fuera jamás tan preciado. Qué bonito esos 21 llenos de besos.
     No te acabes, no te olvides, no te sumes para ser un 3. Tampoco te restes para ser solo 1.
     Que son 15 veintiunos perfectos y callados. Que ya era hora (y tenía ganas) de gritarlo: no hay número más perfecto dentro de esos impares olvidados, pero no hay persona mejor tampoco (ni en este, ni en ningún mundo).
     Precioso, como tú.
     Quizás no debería poner todo esto. Quizás el 21 era algo nuestro. Secreto. A voces. Pero no hay nada mejor que vivirlo y merece ser mostrado. Un poco de orgullo, nada malo.
     Porque quiero cada vez más de ellos. Porque lo quiero, sin más y nada menos...


Para ti, gracias, R.

martes, 30 de enero de 2018

No me digas nada por la calle,
no hace falta que me juzgues con tu estereotipada opinión de belleza.
No me digas guapa,
ni fea,
no voy mejor pintada,
ni con tacón,
ni me pongo minifalda para enseñar,
ni soy una descuidada si voy en chándal y casi sin peinar.
No me llames,
no me mires con esa desesperación de no haber follado en años.
O de haberlo hecho sin satisfacción.
O con ella, pero pensando que mereces más de una mujer,
o una mujer mejor,
cuando solo por creerlo, no mereces ni una.
Quizás solo piensas que las mujeres necesitamos tu aprobación.
Pues no.
No.
No quiero tus "piropos".
No quiero tus prejuicios.
Porque créeme, machito descarado,
no puedes juzgar mi mente por mi forma de caminar,
ni por mi ropa,
ni por ser mujer,
ni por nada.
Empieza a pensar que no nos importa lo que pienses.
Nos hemos empezado a valorar nosotras mismas.